Por: Redacción Pares
Norte de Santander ha sido, desde la década del setenta, escenario del conflicto colombiano. Las guerrillas, los paramilitares y el mismo ejército han causado estragos en el tejido social. La riqueza del territorio, simbolizado en el petróleo del Catatumbo, en sus minas, en la riqueza de su suelo y su cercanía con Venezuela, lo han convertido en una zona de eterna disputa. El acuerdo de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC en el 2016 había traído algo de tranquilidad a este departamento. Uno de los municipios en donde se creía que se habían exorcizado los viejos fantasmas era Sardinata. Pero, según las cifras que se han divulgado en el último año, la guerra habría regresado a este lugar con toda su fuerza. Los homicidios, el desplazamiento forzado y el reclutamiento de menores están volviendo a ser una constante.
La guerra en Sardinata llegó en 1982. Su situación geográfica la convirtió en un un punto estratégico. Las FARC llegaron hasta ahí y nada volvió a ser igual. El Frente 33 fue el que ejerció control sobre este municipio. Una vez se desmoviliza este grupo guerrillero, después de la firma de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos en noviembre del 2016, el EPL y el ELN se han disputado palmo a palmo la zona. Los principales afectados de esto es la población civil. Entre el 2018 y el 2023 Sardinata ha registrado 74 homicidios y 453 personas han sido desplazados.
USAID, Inspirapaz y la Fundación Pares son conscientes de la gravedad de la situación. Sardinata queda a menos de dos horas de Cúcuta y sin embargo su abandono es preocupante. En este municipio no hay Defensoría del Pueblo, ni delegados que permitan emitir informes oportunos para alertar tempranamente a los líderes que se convierte en los principales objetivos de los grupos armados. Por eso, este jueves 19 de septiembre se hará un diálogo en donde se espera contar con la presencia de la alcaldesa del municipio, Diomara Montañez para que se trabaje de manera mancomunada por un bien común. Se debe aclarar que estas reuniones no tienen nada que ver con ser un espacio de rendición de cuentas. Esto se hace buscando que las autoridades se involucren más con lo que está sucediendo.
Esta es la invitación que la Fundación Pares, USAID e Inspirapaz le hacen a la población:
Ver nota de Alerta Temprana de Sardinata:
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